La atención es un proceso psicológico que consta de tres fases: el inicio, el mantenimiento y el cese. Cada proceso es dependiente del anterior, por lo tanto, es importante entenderlos como una cadena que debe completarse para que el proceso se presente de manera correcta.
1. Inicio
En este paso no es necesario sostener la atención, puesto que está constituido por el simple hecho de iniciar a prestar atención en un estímulo. Ocurre cuando iniciamos una nueva actividad como estudiar o agarrar un reloj para poner una alarma. O ante cambios significativos en el ambiente, como los que ocurren cuando estamos estudiando y escuchamos un ruido fuerte que nos distrae.
2. Mantenimiento
El mantenimiento de la atención es el proceso que nos permite sostener la atención en un estímulo por un periodo prolongado de tiempo. Si el mantenimiento ocurre de manera óptima entonces estamos hablando de una atención sostenida.
El mantenimiento de la atención cuenta con un gran desarrollo en investigación. Se ha descubierto que si se intenta sostener la atención durante un lapso de tiempo muy prolongado, los sujetos comienzan a perder interés en las tareas y a experimentar sensaciones de fatiga, cansancio y aburrimiento.
Aunque se ha descubierto también que cuando el mantenimiento de la atención se realiza sin saturar los recursos cerebrales, los demás procesos cognitivos funcionan de mejor manera. Por ejemplo, si logras focalizar la atención en cierta información durante un periodo de tiempo determinado podrás fijarlo en tu memoria mejor que si no estuvieses realizando el mantenimiento de la atención de manera correcta.
Por lo tanto, si lo que buscas es sacar el máximo provecho a tus recursos cognitivos no intentes mantener tu atención durante más de una hora sobre un mismo estímulo. Brindate pequeños descansos intermedios.
3. Cese
Es importante que luego de mantener la atención durante un cierto tiempo en un estímulo ceses con esa práctica. Debes dejar de prestar atención al objeto que captó tu atención en primera instancia. Aunque este es un proceso que puede ocurrir de manera voluntaria como involuntaria. Por ejemplo, si escuchamos un sonido fuerte repentino, cesaremos la atención del estímulo inicial y la enfocaremos en el nuevo estímulo, esto es a lo que se denomina respuesta de orientación.
Referencias
Carboni, A. & Barg, G. (2016). Atención. En A. Vásquez Echeverría (Ed.) Manual de Introducción a la Psicología Cognitiva (pp. 89-116). Montevideo: UdelaR.